Las actitudes y el comportamiento de una persona están
directamente influenciados por las percepciones que posee (Brief, 1998). Estas percepciones además definen en
gran medida la realidad que las personas experimentan
en sus vidas y, por tanto, explican sus comportamientos
y expectativas. Por esta razón, la literatura sobre el tema
de la actitud emprendedora busca explorar los temas de
percepción y actitud de las personas vinculadas al mundo
del emprendimiento, con el objeto de entender mejor esta
dimensión y su relación directa con el comportamiento
emprendedor.
El estudio de cómo las percepciones pueden afectar la
actividad emprendedora, se lo puede realizar tanto desde
la perspectiva de la oferta como de la demanda de emprendimiento. Por el lado de la oferta, es decir de los emprendedores potenciales, las percepciones incluyen tanto
el deseo como la habilidad percibida para transformarse
en un emprendedor (Davisson, 1991). Desde la perspectiva de la demanda, es decir el "espacio disponible para
emprender", existen diversas variables que influyen para
ello, tales como la existencia de oportunidades pero además las posibilidades que los emprendedores "perciben
que existen" para iniciar un nuevo negocio. La cantidad
y calidad de las oportunidades percibidas pueden ser reforzadas por condiciones nacionales tales como el crecimiento económico, el crecimiento de la población, la cultura, y la política nacional en materia de emprendimiento.
Pero adicionalmente existen otras variables que afectan
la percepción hacia el emprendimiento. Por ejemplo, en la medida que las personas en un país ven numerosos emprendedores "exitosos" en su entorno cercano, esto
puede reforzar su percepción sobre sus propias capacidades para emprender, aún sin que haya mediado un reforzamiento directo de las mismas.
Por otra parte, el tener una percepción positiva sobre el
emprendimiento, no significa que necesariamente la
persona se involucrará en una actividad emprendedora. Existen numerosos factores que son evaluados en relación a
su persona, en forma consciente o no consciente, antes
de emprender, tales como el "costo de oportunidad e
grado de aversión al riesgo, la edad o salud o el antes
institucional disponible. Por ejemplo respecto al costo DE
oportunidad, las personas comparan los retornos posibles
del emprendimiento con los retornos que proporciona UN
empleo seguro. Aun en el caso que los retornos esperados del emprendimiento sean mayores, el grado de riesgo que éste parezca implicar puede llevar a no asumir LA
decisión de emprender. En este sentido se ha encontrado
que el grado de aversión al riesgo puede ser un factor
significativo en la decisión de emprender (Khilstrom y
Laffont, 1979). La edad y los costos asociados al cuidado
de salud también pueden afectar en la consideración de
premios o riesgos a la decisión de emprender.
Estos factores de evaluación son particularmente válidos
para los emprendimientos basados en oportunidad, pues
cuando el emprendimiento se lo realiza por necesidad, no
existe otra opción para ganarse la vida y los factores de
evaluación dejan de tener la relevancia anotada.
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